Hoy, 9 de mayo, celebramos el Día de Europa en conmemoración de la Declaración de Schuman de 1950, que propuso construir una Europa basada en la solidaridad de hechos, en la puesta en común de intereses esenciales y en la superación de las rivalidades nacionales. Setenta y cinco años después, el espíritu de aquella declaración mantiene toda su vigencia: frente a los desafíos globales, la integración europea sigue siendo la mejor garantía de paz, prosperidad, democracia y cohesión social para nuestros pueblos.
España es Europa. La adhesión de nuestro país a la entonces Comunidad Económica Europea en 1985, de la que este año se cumplen cuarenta años, supuso un hito histórico que abrió una etapa de modernización, estabilidad democrática, desarrollo económico y ampliación de derechos y libertades. Desde entonces, la pertenencia a la Unión ha sido motor de progreso social, fortalecimiento del Estado de bienestar, impulso a la transición energética, modernización del tejido productivo y apertura al mundo. La libre circulación de personas, el acceso a los fondos estructurales, las oportunidades educativas y laborales, la construcción de un espacio común de derechos, la defensa de la cohesión territorial y social y la apuesta por la innovación han acompañado y siguen acompañando el avance de España hasta convertirse en uno de los principales actores de la construcción europea.
Hoy, cuando el mundo se enfrenta a una guerra en suelo europeo tras la invasión ilegal de Ucrania, cuando resurgen dinámicas de proteccionismo y confrontación, cuando el multilateralismo se ve amenazado por la lógica de relaciones bilaterales fragmentadas, reafirmamos que la respuesta no puede ser el repliegue ni el aislamiento. La respuesta debe ser más Europa: una Europa más soberana, más unida, más justa y más resiliente.
Frente a la tentación de sustituir los mecanismos multilaterales que garantizan la cooperación, la estabilidad y el respeto a las normas por acuerdos bilaterales que responden a intereses inmediatos, defendemos con firmeza el modelo europeo basado en el Derecho Internacional, el respeto mutuo y la construcción de consensos. La Unión Europea es el mayor proyecto de paz, solidaridad y progreso de nuestra historia reciente, y debe seguir siéndolo en un mundo en cambio.
Por ello reivindicamos una autonomía estratégica europea al servicio de sus ciudadanos: una autonomía para garantizar la soberanía energética, industrial y tecnológica, para proteger nuestras cadenas de suministro críticas, para reforzar nuestra capacidad de defensa común, para liderar la transición ecológica y digital, y para asegurar el modelo social que nos define como europeos.
Desde España hemos trabajado para fortalecer este proyecto común. Hemos impulsado los Fondos Next Generation, liderado la reforma energética, defendido el Pilar Social Europeo, promovido la política de cohesión y fortalecido la voz de Europa en el escenario internacional. Hemos demostrado que el compromiso con la integración europea es el mejor camino para proteger los intereses de nuestros ciudadanos y consolidar un futuro de estabilidad, derechos y prosperidad compartida.
Hoy, frente a quienes pretenden debilitar la Unión, erosionar su unidad o socavar sus valores, reafirmamos nuestro compromiso inequívoco con el proyecto europeo. Una Europa fuerte, abierta y solidaria es la mejor garantía de paz, de justicia social y de progreso.