Zaragoza, 22 de noviembre de 2018.- Aragón ya tiene Ley de Memoria Democrática. El Gobierno de Javier Lambán ha aprobado esta norma, basada en los principios de verdad, justicia y reparación, que crea derechos, genera un marco de igualdad y de dignidad democrática, establece obligaciones para las administraciones y avanza en el reconocimiento de las víctimas.
La Ley de Memoria Democrática sitúa a la Comunidad entre las primeras Autonomías con regulación propia en esta materia e incluye, entre otras, políticas de exhumaciones, callejero, ayudas a asociaciones o rutas de memoria democrática. Han sido casi dos años de proceso legislativo caracterizado por el rigor académico y la participación ciudadana a través de las asociaciones memorialistas. El Gobierno de Aragón ya se ha puesto manos a la obra para desarrollar y aplicar la Ley de Memoria Democrática de Aragón aprobada por el Parlamento autonómico el pasado jueves, 8 de noviembre.
Tal y como explicó el día de la aprobación Darío Villagrasa, diputado socialista y coordinador de la Ponencia, se trata de una ley que nace del “compromiso y la convicción” del Gobierno de Aragón en un contexto en el que el Gobierno de la nación del PP “asfixiaba y derogaba” de facto la Ley de Memoria Histórica estatal de 2007, dedicando cero euros a este concepto en sucesivos presupuestos.
Al respecto, Villagrasa ha añadido que “ante esta dejación de funciones, irresponsabilidad y descaro” por parte del Ejecutivo del Partido Popular, las comunidades autónomas “decidimos impulsar nuestra propia normativa en memoria histórica para depender de nosotros mismos, para legislar y para combatir la desmemoria pública que el Gobierno de la Nación propiciaba”.
Se trata de una ley que, más allá del importantísimo valor histórico, cultural y democrático, trae consigo, materializa y concreta con rango de ley importantes avances en nuestra tierra. En este sentido, el diputado socialista aludió a que en este texto normativo contamos con una definición de la memoria democrática, ese legado social político, cultural y difusión del sufrimiento y de los esfuerzos ejercidos por quienes se comprometieron en la defensa de la democracia y de las libertades.
Además, existe un reconocimiento y consideración de víctimas, de sus familiares, aquellas personas que sufrieron daños físicos o psicológicos, o que fueron objeto de desaparición forzosa durante la guerra civil o la dictadura franquista. Se reconoce a todas las víctimas y sus familiares del fascismo y de la sinrazón.
“Esta es una ley de las víctimas y sus familiares, de toda una sociedad democrática, europea y honesta con su pasado, que honra su recuerdo”, ha apuntado. “Una ley de las asociaciones y entidades que han mantenido la llama viva, de los y las demócratas , de aquellos que mantuvieron siempre la cabeza alta pese a las torturas, pese al miedo, los que pasaron largas épocas en la cárcel y los campos de trabajo, las mujeres peladas como signo de humillación que criaron y sacaron adelante a sus hijos en los pueblos, en las ciudades, de los gitanos, judíos, de los pueblos, homosexuales que sufrieron persecución y violencia , los profesionales , en especial a esos maestros y maestras de la Republica , a quiénes les aporrearon la puerta durante la noche, a los desaparecidos, de aquellos familiares de leve recuerdo de los que solo se podía hablar en casa a luz del fuego, los que huyeron al monte, los exiliados , los que nunca pudieron volver, de los apátridas”, ha puntualizado.
Pero también una ley de los que huyeron por obligación y fueron presos del fascismo europeo, los que lo combatieron en Francia y en toda Europa, los que perecieron y fueron asesinados en campos de concentración nazis, el convoy de los 927, los spanier, de aquellas personas que con décadas a sus espaldas nos trasladaron el valor de la memoria. Porque la transmisión de la memoria es el mejor antídoto para aquellos que pregonan sin inmutarse la supremacía, la xenofobia, el racismo, el odio al distinto, y lo asumen como algo normal.
Esta ley, en definitiva, nos hace crecer como sociedad, fortalecernos como mujeres y hombres demócratas y reconocer una parte de nuestra dolorosa historia, con esos principios de JUSTICIA, VERDAD Y REPARACIÓN. Una ley que crea derechos, que genera un marco de igualdad y de dignidad democrática, que establece obligaciones para las administraciones y avanza en el reconocimiento de las víctimas, a las que les devolvemos la dignidad, no pudiéndoles devolver la vida. Una ley con la que fortalecida nuestra democracia, nuestro legado y afianzamos nuestro futuro.