Sobre industria

Un artículo del diputado Jesús Membrado acerca de la industria y del impulso que en Aragón supone la creación y puesta en marcha de las plataformas logísticas aparece publicado en El Periódico de Aragón en su edición del viernes 15 de julio.

No es nuevo hablar en nuestra región de la necesidad de diversificar la

industria que tenemos, porque la elevada concentración en el sector de la

automoción que ha impulsado un cambio organizativo y estructural de ésta en los

últimos veinte años, tiene riesgos para mantener el liderazgo. Dar alternativas

no es fácil, porque este sector supone casi el 25% de la industria, el 20% del

empleo y el 8% del PIB aragonés. Estamos hablando de un ámbito esencial para la

locomotora de nuestro desarrollo, que tiene mayor peso que en la media nacional

y que en las regiones limítrofes. Esto es un mérito muy importante que debemos

mantener, pues combinar un potente sector industrial equilibrado con los

servicios es una situación inmejorable para el progreso y desarrollo de esta

comunidad autónoma.

En Aragón se están haciendo esfuerzos por diversificar, poniendo en valor

nuestra situación estratégica a través de la plataforma logística en las tres

capitales de provincia, ofertando un mayor uso para el ocio de nuestros recursos

pirenaicos, ampliando el espectro de las ofertas de servicios que conllevará la

Expo 2008, mejorando las infraestructuras. Todas ellas son algunas de las

actuaciones, muy importantes como complementos e impulsores, pero no

alternativas a nuestra potente actividad industrial.

Hay quienes piensan que en este mundo globalizado, de deslocalizaciones

constantes, con amplias zonas de libre mercado y grandes diferencias sociales,

los servicios vinculados al espacio territorial, logística, cultura y

monumentos, comunicación y creatividad, ocio y demás son la garantía frente a la

deslocalización. Sin ánimo de polémica, creo que nuestro desarrollo industrial

marca los mayores estándares de bienestar en este país y la industria debe

seguir siendo el núcleo duro del desarrollo aragonés, si queremos garantizarlo.


Para lo cual habrá que seguir apoyando e impulsando la investigación

aplicada, la cualificación, la creatividad, la innovación. Tenemos instrumentos

y hasta algunas iniciativas muy interesantes como Walqa, entre otras.

Comprometer en este proyecto de desarrollo industrial a la Universidad para

impulsar la futura sociedad del conocimiento aragonesa, es imprescindible. Llego

a creer que en este comienzo del siglo XXI, el mundo universitario puede ser tan

determinante para el desarrollo como lo fue en pasados siglos, aunque para eso

sea preciso hacer cambios, tanto en los sistemas de gestión, relaciones con la

empresa, sobre todo con la mediana, compromiso con la sociedad, y ajustar el

concepto de investigación a la realidad actual. Los cientos de aportaciones que

se hacen en talleres, grandes y pequeñas empresas todos los días ¿qué son?,

¿mejoran la calidad, facilitan el trabajo y aumentan la rentabilidad de la

empresa. ¿Quiénes lo hacen? Seguro que una abrumadora mayoría se realiza a

través de empleados cualificados y no programas de investigación universitaria.

Nuestra sociedad no tiene más remedio para seguir siendo puntera en la

competencia y mantener el nivel de vida actual que competir aprovechando la

formación, cualificación y la organización democrática, porque por los costes

salariales, las condiciones de empleo y las limitaciones arancelarias es

imposible competir ni con China, ni con los países llamados del BRIC (Brasil,

Rusia, India, China). Con países como China, por poner un ejemplo, sin derechos

laborales, sin libertad sindical, sin derechos democráticos, con jornadas y

jornales de 14 horas y el 30% de nuestro salario medio, es imposible hacerlo.

Pero no son sólo las condiciones laborales.

Este y algún otro país no son todavía una economía libre de mercado. Les

faltan reformas democráticas y les sobra corrupción, diferencias sociales y

territoriales, interferencias del estado en la economía, sectores financieros

con riesgos y poca profesionalidad, poca claridad en los derechos de propiedad,

proteccionismo puro y duro. Todo ello dentro de un modelo de desarrollo tutelado

por el estado que no se resigna a tener una industria de ensamblaje que requiere

mano de obra abundante, sino que está planificando y promoviendo actividades con

alto valor añadido, así como industrias de alta tecnología. ¿Cómo sino puede

entenderse que tenga ya una cuota del 9% de la producción total de la tecnología

de la información o que la cuota de la industria de la electrónica dentro de la

producción total sea equivalente a la UE-15?

Estos pases absorben a velocidad endiablada patentes y proyectos que han

supuesto años de investigación, y los copian sin ningún rubor. Ejemplos tenemos

de litigios sobre derechos de propiedad intelectual debido a que no hay una

legislación china adecuada para ello. Hace escasos años GM y la fabrica de

coches China, Chery, tuvieron un litigio que está sin resolver. Lo mismo con el

modelo Jeta de VW o como el Audi 100 , que está siendo reproducido por un

antiguo socio chino de VW, sin que las acciones y requerimientos en contra

sirvieran para algo.

Por eso, hablar de competencia industrial con estos contrincantes es

complicado y muy difícil, salvo que desde Europa, y en coordinación con países y

regiones de la UE, se haga una apuesta de política industrial, basada en la

creación de valor añadido, explotando las ventajas de factores como la

organización, la coordinación, el marketing, el diseño, la logística. Todas

ellas son apuestas que debemos acompañarlas con medidas de exigencias de

derechos laborales, calidad de productos, respeto a las leyes de competencia,

prohibiciones de copias de marcas o protección. Es decir, exigir un desarrollo

capitalista con las reglas de la economía de mercado a aquellos países que están

poniendo en crisis nuestro modelo de crecimiento.Eso no puede hacerse aislados,

precisamos políticas industriales dirigidas y orientadas en una estrategia

europea, hoy más que nunca necesitamos a Bruselas para seguir compitiendo.