Su calidad humana estaba por encima de cualquier otro aspecto. Conocer y trabajar con Pedro Santorromán era sinónimo de aprendizaje, de confianza y apuesta por el diálogo, un valor que supo entender mejor que nadie, que estuvo siempre muy presente en su trayectoria personal y política y que así lo transmitió a su familia, amigos y compañeros de trabajo.
Pedro fue una persona muy comprometida con todo aquello que amaba y defendía, con su pueblo, con los habitantes del Pirineo y, en definitiva, con todo el territorio que tanto le enseñó y por el que tanto luchó. De hecho, su convencimiento y fe en las posibilidades de desarrollo de esta tierra lo erigieron como uno de los grandes defensores de la necesidad de que el hombre sea de verdad el elemento fundamental del Pirineo.
Los rasgos de su carácter han quedado ya impregnados en la Asociación que agrupa a todos los municipios y comarcas del Pirineo aragonés, una asociación que en los últimos años ha conseguido logros solamente alcanzables con actitudes como las de este oscense. Desde la presidencia de Adelpa, Santorromán destacó por ser uno de los principales artífices para entender que el diálogo es necesario y fundamental para superar las diferencias entre la montaña y la zona de regadío. Esta búsqueda de puntos de encuentro entre discrepancias posibilitó importantes avances y la herencia que nos deja es una gran aportación para el desarrollo de nuestra tierra. Su actitud y talante, su trabajo y tesón han sido determinantes para poder alcanzar acuerdos en los temas relacionados con el agua en Aragón.
Pedro nos transmitió la importancia de la honestidad, del compromiso y de la fidelidad a todo aquello en lo que creemos. Hemos aprendido que se puede progresar trasladando a nuestro trabajo los mismos principios que aplicamos en nuestras vidas.
Nos ha dejado una gran persona, alguien del que hemos aprendido los valores que de verdad importan y, en su memoria, trabajaremos para seguir desarrollándolos.