Como todos los años, celebramos junto a todos los trabajadores una fecha tan especial
para los socialistas como es el día Internacional del Trabajo.
Es el tercer primero de mayo que celebramos con el Gobierno de Jose Luís Rodríguez
Zapatero. En estos tres años hemos conseguido preparar mejor para el futuro a la
sociedad española. Hemos logrado dar más robustez y alcance al crecimiento
económico, y aprovechar este progreso para extender el bienestar y la protección
social al conjunto de los ciudadanos, especialmente los más desfavorecidos. Hemos
trabajado por una España más integrada y cohesionada, más libre y más solidaria, que
ocupe el lugar que le corresponde en el mundo, por su ubicación, por sus lazos
históricos y por sus valores mayoritarios de progreso.
Cuando llegamos al Gobierno nos propusimos crecer con más fuerza y dar continuidad
a ese crecimiento, superando sus puntos débiles. Crecer aumentando la productividad.
Crecer compitiendo mejor. Crear más empleo y dotarlo de mayor estabilidad.
Lo estamos logrando. El balance es muy positivo. Crecemos más, tenemos menos paro
y mejor empleo, la inflación se ha controlado, llevamos tres años de superávit y
estamos trabajando en el rumbo adecuado para corregir nuestro punto débil: la
productividad. No obstante, lo último que haremos es caer en la autocomplacencia.
Nos ocupamos de los retos del futuro y no de los logros del presente, para que la
economía española se encamine por la senda del crecimiento de la productividad a
través de una fuerte apuesta por el capital humano, por el talento y la capacidad de
innovar.
Este ha sido un buen año para el empleo y para los trabajadores. El número de
ocupados ha superado por primera vez en nuestra historia los 20 millones de personas.
Desde 2004, la creación de empleo se acerca a los 2.500.000 puestos de trabajo,
lo que se ha traducido en una reducción de las tasas de paro hasta niveles de la
media europea.
A estos resultados, ha contribuido notablemente el acuerdo sobre la Reforma Laboral
firmado por el Gobierno, los Sindicatos y las Organizaciones Empresariales. En lo que
va de reforma laboral desde julio de 2006, los empresarios españoles han firmado
dos millones de contratos indefinidos, cifra que supone los mejores resultados
logrados en el impulso a este tipo de contratación. Además, desde la entrada en vigor
de la Reforma se ha moderado el crecimiento de la contratación temporal y se ha
acelerado el de la contratación indefinida inicial. El camino hacia una mayor calidad en
el empleo es largo, pero estamos avanzando a buen ritmo.
Estos logros no se los puede apropiar nadie en exclusiva para sí mismo, ni un
Gobierno, ni un Partido. Es el logro de toda la sociedad española, de los agentes
sociales, del Gobierno, de los trabajadores y empresarios que demuestran que la
España real no está crispada. La España real dialoga y llega a acuerdos que
repercuten en beneficio de otros.
Atrás han quedado los tiempos en que el Gobierno decidía de forma unilateral qué
medidas imponer, sin consultar con los agentes sociales: Atrás quedaron los tiempos
de la Reforma Laboral de 2002, el famoso «decretazo”. Ya sabíamos que esta
reforma fue una mala práctica democrática; hoy sabemos, además, que fue
inconstitucional.
Para el PSOE el diálogo social no sólo es un mecanismo o un proceso, es una seña
de identidad del modelo de sociedad que propugnamos.
Por eso este Gobierno ha instaurado una nueva forma de hacer política, basada en el
diálogo, la transparencia, la concertación que nos ha llevado a más de una
veintena de acuerdos del Gobierno con los agentes sociales. Como fueron la
reforma del mercado de trabajo, el acuerdo para la reforma del sistema de Seguridad
Social, o el acuerdo para impulsar el Sistema Nacional de Dependencia.…
Los socialistas no sólo queremos más empleo de calidad; queremos que las
mujeres y los hombres opten y disfruten en igualdad de condiciones de estos
empleos. Por ello, el Gobierno ha aprobado la nueva Ley de Igualdad, que entró en
vigor hace un mes. Esta Ley viene a invertir una situación de injusticia y de ineficiencia
en nuestro mercado de trabajo, intolerable para un Gobierno progresista. Porque
injusto e ineficiente es, que las mujeres ganen menos que los hombres por
desempeñar el mismo puesto o que de las más de 1.000 personas que forman parte
de los consejos de administración de las empresas españolas, tan sólo 45 sean
mujeres.
Aumentar nuestra productividad pasa, sin lugar a dudas, por la incorporación
plena de la mujer al mundo laboral y por su acceso a puestos de responsabilidad.
Nuestra economía no puede permitirse desaprovechar el potencial de las personas
mejor formadas y por ello esta Ley establece medidas y nuevos derechos para evitarlo.
Pero aún hay mucho que hacer para darnos por satisfechos. Debemos seguir
trabajando para que los jóvenes encuentren oportunidades laborales, más allá de
la oferta precaria que aún hoy encuentran. Es un reto que abordaremos, como tantos
otros, de la mano de la sociedad española, acordando, pactando, para hacer de
España un país mejor cada día.